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Cómo ser un arquitecto del siglo XXI y no morir en el intento.

El arquitecto, tal y como lo conocimos en el siglo XX, es un especimen en riesgo de extinción. O sufre una mutación que lo convierta en el arquitecto del siglo XXI o desaparecerá. El cambio es algo ya ha ocurrido muchas veces en la historia, incluso con la propia figura del arquitecto, que sí, ha ido mutando a lo largo de los siglos a la par que han ido evolucionando las sociedades.

La mutación

¿En qué consiste la mutación? ¿En dejar de ser arquitecto para ser una empresa? ¿En aplicar conocimientos de empresa a nuestras organizaciones? ¿En funcionar como los ingenieros? ¿En formar empresas de gran tamaño?

Una empresa de servicios profesionales tiene una serie de peculiaridades que la convierten en algo distinto de una empresa de fabricación de coches. Y si esos servicios son de Arquitectura, en ese caso, todavía se acentúa mucho más. ¿Os habéis preguntado en qué consiste la esencia de la profesión de arquitecto? Un arquitecto vende un servicio profesional y la dispensación de ese servicio normalmente se ve reflejada en un producto final que él no elabora. Lo elaboran otros… ¿Sí?

¿Sabemos quiénes somos?

¿Hemos reflexionado en cual es la esencia de nuestro know-how? ¿Vendemos conocimiento? ¿Vendemos alguna habilidad especial? El arquitecto por su formación es alguien que tiene capacidad de proyectar, de comprender unas solicitaciones o demandas, de solucionar la problemática generada por la situación de un solar, de incorporar un conjunto de dotaciones o instalaciones al edificio, etc. Y encima debe hacer todo esto con sensibilidad y manteniendo un criterio estético. Qué os voy a contar que no sepáis. Todo esto se resume al decir que la principal virtud del arquitecto es su visión holística e integradora y que esa es su principal capacidad.

Son tantas materias, solicitaciones, necesidades a integrar que hacen complicado que el arquitecto sea un profesional eficaz. La virtud está en el correcto equilibrio entre toda esa vociferante multitud -de enanos y no tan enanos- demandantes, incluso tiranos. Para hacer todo eso y para hacerlo bien hace falta un Arquitecto.

Desde la comprensión de su esencia, de su naturaleza especial, de su especificidad, debe nacer el nuevo arquitecto. Desde sus fortalezas debe resolver los problemas de la sociedad en la que el toca vivir.

¿Qué papel tiene la gestión de empresas?

La gestión de empresas y en general el uso de herramientas empresariales es algo irrenunciable para el arquitecto del futuro. ¿Cualesquiera? ¿Todas valen?. Sí y no.

Aplicar management a una empresa de servicios profesionales de arquitectura, puede aportar beneficios, sí. Como los arquitectos no utilizamos casi ninguna de estas herramientas, quien utilice alguna tiene alguna posibilidad más. En el país de los ciegos el tuerto es rey. Pero, si hay un pero, puede resultar que si no aplicamos los criterios correctos, nos encontremos con terribles acontecimientos en el futuro: insuficiente calidad en los proyectos, graves equivocaciones en la gestión de clientes, mala gestión de proveedores, deficiente gestión del talento propio y sí, perder clientes. Todo esto puede sucedernos en parte o en cierta manera. Y no exagero.

Si seleccionamos las herramientas de management adecuadas a cada arquitecto o a cada empresa de arquitectura y lo hacemos desde la comprensión de la mentalidad del arquitecto y de la naturaleza de su actividad, entonces sí habremos comenzado el camino para ser el arquitecto del siglo XXI.

Hay una segunda cuestión importante y es la calidad. En el mundo de la gestión de empresas, de los negocios del marketing, de las escuelas de negocio y demás asuntos relacionados hay de todo, gente que sabe y que lo hace bien (los menos) y mucha gente que cree que sabe (los peligrosos). No, cualquier opción no vale.

Tenemos ya dos conceptos claros: calidad y adecuación y supongamos ahora que quieres utilizar este tipo de herramientas. Bien, tienes dos caminos: (1) que alguien en tu empresa tenga conocimientos suficientes o (2) que subcontrates a una empresa externa. Supongamos que valoras la segunda opción. Te preguntarás entonces…

¿Me sirve cualquier consultoria para mejorar mi desempeño?

Te respondo con otras preguntas ¿Te van a entender y comprender? ¿Saben lo que es un arquitecto? ¿Van a saber entender tus anhelos? ¿Saben que hay muchos tipos de arquitectos y varias maneras de entender la profesión? Hablan de empresa, pero ¿tienen experiencia empresarial? ¿Han dirigido alguna vez una empresa?

Sólo puedo decir que como con cualquier proveedor hay que andar con pies de plomo y en este caso, si ese proveedor va a redirigir tu carrera con más razón. Y en nuestro caso estoy en condiciones de afirmar que por supuesto en bsA encontrarás a un sherpa más que a un proveedor, alguien que ya ha subido esas montañas, alguien que te conoce bien y que sabe cómo eres y cuáles son tus anhelos y sobre todo alguien que se juega el pellejo contigo.

¿No te parece que quién mejor entiende a un arquitecto, es otro arquitecto?

¿Quieres “ganar” tu sitio en la profesión del siglo XXI?

Compañero arquitecto: la decisión es tuya.

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