Autor | José Javier Quintana Saldise
Son tiempos de gran escasez de trabajo para gran parte de la sociedad española y más aún si cabe para los arquitectos. Hace pocos días hablando con German Cintas, a quién bien conocéis los lectores de este blog, me comentó una teoría que además de certera me parece que es ocurrente y divertida: el síndrome del coyote. Os voy a pedir un favor y es que veáis el video “Coyote falls” que os adjunto a continuación, antes de seguir con la teoría. Os va a encantar, os lo aseguro.
No me digas que no te has reído.
Sigamos.
El coyote cree que se prepara la cacería con gran lujo de detalles. Cree que piensa muy bien como va a ser el proceso de preparación de la trampa y posterior captura, pone el cebo, está seguro de que se dota de medios para sorprender o para alcanzar una velocidad que le permita cazar al correcaminos.
Hasta incluso habría que decir que en cierto modo cuida la estética del proceso.
La triste realidad para el coyote es que se “hincha” a trabajar pero nunca saca nada en limpio. Bastantes veces, no todas porque muchas veces fracasa de inmediato, está a punto de cazar al correcaminos. Alguna vez como en la aventura que ilustra este post, llega a casi a tocarlo con la punta de los dedos, pero al final el resultado siempre es el mismo.
La similitudes entre nuestro viejo amigo el coyote y un arquitecto español de hoy en día son evidentes, el arquitecto trabajar lo que se dice trabajar, y ojo lo que no incluye cobrar, trabaja mucho, prepara mucho, planifica mucho.
Hace visitas con su nuevo portfolio recién salido del horno “por si surge algo” a clientes promotores que no venden su stock y que por lo tanto no promueven nada nuevo, intenta que se interese algún promotor o cooperativa por esos solares que ha detectado que se han convertido en oportunidad. Incluso llega a encajar una promoción de viviendas, para luego estar rezando para que se venda el 80% que exige el banco para hacer el proyecto. Y no hay manera porque se ha atascado e el 65% y ya no se vende una. Se hacen innumerables visitas y llamadas para ver si se cobra aquella factura que aquellos clientes privados que le dejaron impagada. Digo privados porque cuando es una administración pública la que adeuda, lo único que le queda a nuestro arquitecto es maldecir su mala suerte…
Y así, mil cosas más que podríamos contar.
Todo se resume en una frase “Mucho trabajo realizado pero poco resultado”.
Ahora bien, si os parece podríamos sacar la moraleja y por lo tanto el aprendizaje de las aventuras del coyote y el correcaminos.
Si el coyote se empeña en cazar correcaminos, su futuro es bastante negro…
¿No os parece que lo más sensato sería elegir una víctima a la altura de sus posibilidades reales?
¿No os parece que debería analizar las posibles víctimas para estudiarlas y así tener mejores posibilidades?
¿Igual cambiar a otro desierto distinto mejoraría sus posibilidades, ya de partida?
Esto no es otra cosa que definir una estrategia competitiva y desarrollar una buena actividad comercial.
Os lo dejo para vuestra reflexión.
Y eso si, dime la verdad, se honesto contigo mismo ¿Acaso tú no tienes el síndrome del coyote?
3 comentarios
Aunque soy arquitecto técnico, siempre he pensado que arquitectos y aparejadores estamos en la misma guerra (y malo el día que perdamos el norte). De modo que la respuesta a tus tres preguntas por mi parte sería un “sí’ contundente. Aunque personalmente no me porto del todo mal a este respecto, la fastidio en el asunto “desierto”. Aquí tengo que reconocer mi error, porque aunque trabajo en toda España, estoy pegado a Madrid con SuperGlue. Y lo pago bien caro, porque los mapas de distribución de los técnicos en España y en el mundo hablan por sí solos. Pero uno tiene su parte cateta, qué le vamos a hacer.
Estoy tremendamente de acuerdo con la teoría del coyote. Pero en realidad son los coyotes…..mucha gente haciendo puenting, dándose de bruces con camiones….y lo más triste viendo como a derecha e izquierda del correcaminos casí llegas a cogerlo tu pero tampoco tu compañero….
La primera pregunta es de las leyes incomesurtables del marketing de Michael Porter. Sino eres el primero en tu mercado debes crear un mercado dónde seas Nº1.
El análisis de la victima, me recuerda una charla en el COAVN, todo arquitecto piensa que sabe lo que su cliente quiere, pero casi nunca se lo pregunta.
Respecto a la tercera, cada uno debe saber a que lado del desierto tira las flechas y saber cuanto tiempo puede sobrevivir sin agua en búsqueda del Oasis no el desierto.
Mágnifico el video. Gracias
Carlos,
tienes mucha razón en que los arquitectos y los aparejadores vamos en el mismo barco. El desierto lo identifico con otro sector u otro mercado, aquí o en otro país. Se pueden hacer cosas interesantes en España y la crisis no durará eternamente y se pueden hacer cosas fuera si se quiere tener la condición de global, cuestión que será necesaria para un determinado rango de trabajos.
Jose,
Como siempre es un placer saber de ti. Magnífico análisis. Muchas gracias.
Siempre fuiste un aventajado a la hora de comprender la realidad empresarial del arquitecto.
A ver cuando nos vemos y me cuentas cómo van tus cosas.