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La ausencia de salidas profesionales del arquitecto

Autor | Germán Cintas Araújo.

Como en una película de suspense hemos tomado conciencia del paro en la arquitectura al final de un ciclo económico, al inicio de una crisis financiera terrible. Si bien el sector ya estaba maduro allá en los ´90 la burbuja inmobiliaria creó un espejismo donde el pleno empleo era algo real aunque en circunstancias sumamente precarias en muchos casos. Pero no prestamos atención hasta que no oímos las apocalípticas trompetas allá en 2007, cuando la puesta en marcha de cualquier medida era ya contra reloj.

Así que creo que no me equivoco si digo que el paro es el germen que ha hecho tambalear nuestro ecosistema profesional en España

Todas las reivindicaciones que hacemos en este momento, y de las que hablé anteriormente, desperdigadas, giran en torno a problemas previos a la aparición del paro. El desencadenante del desequilibrio, nuestro enemigo, nuestro problema más acuciante, es la inexistencia de salidas profesionales. Y como ya hemos comentado anteriormente, este problema se incrementará gradualmente, y cuanto más tardemos en ponerle solución más tarde llegará la reubicación del papel del arquitecto en nuestra sociedad con vistas al futuro.

Para empeorar la situación, la reacción inmediata ante la imposibilidad de encontrar nuevas salidas profesionales es una competencia desgarradora en precios que resultaría inocente a los ojos de cualquier economista si no fuera porque el resultado catastrófico de esta huída sin sentido ha sido la banalización de nuestro trabajo a ojos de la sociedad.

Podemos hablar de un caso reciente muy similar. Hace quince años el mercado de la abogacía en España tocaba techo, el paro en el sector alcanzó un pico desconocido hasta el momento, y hubo numerosas manifestaciones a lo largo del país exigiendo soluciones. Hoy día a nadie extraña que un abogado ocupe el puesto de dirección de una entidad bancaria o de mandos superiores o intermedios en grandes y medianas empresas.

Es de extrañar- nos lamentamos- la imprevisión ante la existencia de precedentes en otros sectores. Los ingenieros llevan luchando contra ello desde la fundación de sus instituciones allá en el XIX, si bien la generación de riqueza a través del uso de su técnica se encuentra en sus pilares fundacionales. En nuestro caso, el objetivo es bien distinto, como reza el objeto fundacional de nuestras instituciones representativas, “servir al interés general de la sociedad promoviendo la mejor realización de las funciones profesionales propias de los Arquitectos”.

Por estas razones en bsA llevamos ya dos años previendo la necesaria revisión del modelo tradicional del arquitecto en España y realizando un análisis serio de sus capacidades intrínsecas para abarcar nuevos espacios en el mercado laboral y empresarial. Y desde este blog, semana a semana, instamos a profesionales activos, inactivos, estudiantes, Colegios y Universidades a que comprendan la necesidad y se impliquen en este cambio.

Obviamente el ámbito de actuación de bsA, en tanto que empresa, abarca a aquellos arquitectos, empresas o instituciones que comparten nuestra visión de cambio y desean ayudas a la hora de tomar la iniciativa. Pero no les quepa duda de que la clave del nuevo paradigma, aplicable a todos- Colegios, Escuelas, estudiantes y profesionales- es el mismo; los arquitectos y nuestras instituciones estamos obligados a encontrar cómo ser útiles a aquellos a quienes nos debemos, sólo así nos terminarán compensando por ello.

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Germán Cintas Araújo. Arquitecto Superior por la ETSA de Sevilla. Máster en Dirección Estratégica y Negocios Internacionales. Universidad de Sevilla.

Dirección Zona Sur en bsA [Rethinking Architecture]
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2 comentarios

  1. Enviado 5 Junio, 2013 de 0:16 | Permaenlace

    Yo soy aparejador, Germán, pero no podría estar más de acuerdo con la conclusión de tu artículo:

    “(…) los arquitectos y nuestras instituciones estamos obligados a encontrar cómo ser útiles a aquellos a quienes nos debemos, sólo así nos terminarán compensando por ello”.

    El problema surge porque nuestra capacidad para encontrar salidas profesionales efectivas es limitada y más en tiempos de crisis económica (subrayo lo de económica, es importante), puesto que, como bien dices, nuestro objetivo debe ser responder a la demanda de nuestros clientes y aunque podemos intentar adelantarnos a ella, no tanto que les desconcertemos.
    Tampoco me parece bueno para nuestras profesiones intentar refugiarnos para sobrevivir en los más o menos nuevos productos “legales” (ITEs, certificación energética, etc.) puesto que el cliente de los mismos lo es a regañadientes y no deja de verlos como un impuesto. No digo que no tengan su sentido, pero a nosotros profesionalmente nos convierten a sus ojos en una especie de odiosos funcionarios municipales aunque, paradójicamente, con más responsabilidad y menos sueldo que los de verdad.
    Lo más duro quizá sea reconocer que no podemos ser tan útiles a la sociedad como quisiéramos o, al menos, no todos nosotros y no tanto como antes. En resumen, esto nos llevaría a aceptar lo que sabemos desde siempre, es decir, que estamos mal repartidos geográficamente (solución posible y realista: la movilidad nacional y especialmente internacional), y sobre todo, a intentar asumir la “nueva” verdad, y es que ahora sobramos muchos y dado que no estamos dispuestos a abandonar (nuestra tenacidad profesional es proverbial) nos vamos a pegar hasta con nuestra madre para conseguir cualquier encargo. Bueno, creo que en eso ya estamos, lamentablemente.

  2. Enviado 5 Junio, 2013 de 13:20 | Permaenlace

    Completamente de acuerdo, Carlos. Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.

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