bsA [ Rethinking Architecture ]

Autor | Germán Cintas Araújo.

Hace unos meses no recuerdo en qué foro alguien afirmaba respecto a la situación de los nuevos colegiados que eran “como las tiendas todo a un euro de los chinos, cuyos precios son tan bajos que es imposible competir con ellos. Además dan una imagen pobre de la profesión por la baja calidad que ofrecen en el servicio”.

Ante esa afirmación yo replicaba “que el éxito de los chinos radica en que han sabido ocupar el lugar que antiguamente tenían las tiendas de ultramarinos de barrio, que habían desaparecido porque no podían competir en precio ofreciendo los mismos productos que los supermercados. Un chino ofrece una gama barata de productos variados, con horarios más amplios y con precios diferentes a los de otros comercios (generalmente los de importación más baratos y los nacionales más caros). Y además no se quejan. Y es una realidad que nosotros mismos tendremos que especializarnos para diferenciarnos, elegiremos ser chinos o tiendas gourmet. Lo que no podremos hacer es vender lo mismo que los demás a un precio más barato.” Y hasta aquí coincidía con José Javier, como todos los que me leen ya saben, en que apuesto por la competencia por la especialización.

Sin embargo, reflexionando estos días hay un aspecto que JJ mencionaba en su artículo del jueves pasado y que yo había pasado por alto: el poder de negociación del colectivo.

Hasta ahora me había centrado en el éxito de la tienda de chino entendiéndola como unidad comercial aislada, dejando de lado el hecho del proveedor común. En realidad, el fracaso de la tienda de barrio se debió a su carácter aislado, a la falta de capacidad de competir con los proveedores como colectivo, que fueron las claves del éxito de los supermercados y grandes superficies entonces y que son hoy las de las tiendas de chinos, que actúan como colectivo que comercializa productos importados comprados a un proveedor específico a precios más baratos.

O lo que es lo mismo: la sostenibilidad de nuestro sector podría asegurarse mediante un acuerdo colectivo. Exigir la justa regulación de los contratos con la administración pública, como menciona José Javier, es un paso posterior ejemplarizante. De nuevo nos encontramos la cualidad que marcará la entrada en la nueva era: la cooperación, en este caso intradisciplinar.

Ahora bien, en un momento en el que los Colegios pugnan por su propia supervivencia, en un sector caracterizado por su individualidad e incapacidad de actuar como colectivo, bajo el shock de una crisis sin precedentes que va a cambiar el modelo tradicional de entender la arquitectura en nuestro país; en el mismo momento en que los nativos cerramos negocios y nos hundimos y los chinos discretamente se establecen y prosperan inmunes a la crisis, ¿no será el momento de nombrar a un chino presidente del Consejo?

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Germán Cintas Araújo. Arquitecto Superior por la ETSA de Sevilla. Máster en Dirección Estratégica y Negocios Internacionales. Universidad de Sevilla.

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