Parece que los concursos de arquitectura son nuestra única salvación. Desde hace ya algún tiempo, los concursos han ganado participación. Incluso, en algunos casos, la participación es desproporcionada para la importancia de la obra a proyectar y para los honorarios que se generarían en el caso de ganar y realizar el trabajo. He escuchado a muchos compañeros decir
¿pero que vamos a hacer si no?
Actuar con sentido común. Presentarse a un concurso sin tener posibilidades ciertas de ganarlo no es inteligente. Es perder el tiempo y creo que podemos dedicarnos a otras acciones encaminadas a mejorar nuestro futuro. Invertir a medio-largo plazo.
¿Pero que vamos a hacer si no? Suelo responder con otra pregunta. En tu actividad ¿haces lo mismo que los demás arquitectos? ¿Qué haces de manera diferente?
Estamos en un momento excelente para dar un cambio de rumbo a nuestra vida profesional, plantearnos una estrategia para competir y obtener trabajo que nos de réditos en un futuro próximo. Una estrategia que nos ayude a diferenciarnos, a dejar de hacer todos lo mismo de una manera muy similar. Es el momento de sentar las bases, de los sólidos cimientos.
Nos debe preocupar nuestra propia formación. Tras un diagnóstico previo, conviene mejorar nuestros puntos débiles y potenciar al máximo aquello que sabemos hacer bien.
Y sentar las bases sobre cómo vamos a realizar todas las actividades que son necesarias para nuestra práctica profesional.
Mucho trabajo que requiere mucho esfuerzo y dedicación.
¿Sigues pensando que lo mejor es presentarse a concursos?
4 comentarios
Desde un punto de vista puramente matemático: si se presentan 200 propuestas a un mismo concurso, y en un mundo perfecto en el que no estuvieran amañados, y en el que todos fueramos “mas o menos” igual de buenos haciendo paneles (que no arquitectura), tendríamos que presentarnos a 200 concursos de media para ganar uno. Esto es obvio.
Pero desde un punto de vista de la profesión, significa que 1 de cada 200 horas trabajadas para ese concurso ha servido para obtener ganancias. El resto, ha sido dinero tirado a la alcantarilla. Esto significa, que si cobráramos a 2000 €/hora de trabajo para concurso, conseguiríamos tener 10 € la hora de beneficio “real” y sostenido, antes de impuestos, que cubrieran las pérdidas de los que no ganamos.
Si limpiaramos el polvo de esos ordenadores, obtendríamos probablemente 15€/hora, antes de impuestos, que es un 50% más.
Conclusión: presentarse a concursos resultaría un 50% menos efectivo que hacer tareas de limpieza, siempre que cobrásemos 2000€/hora.
Aún diría más. Para aquellos que están pensando: sí, pero yo era de los mejores en proyectos, he ganado varios concursos previamente, soy la leche.
Supongamos que alguien está entre el 10 % mejor de la profesión. Esto, de manera sostenida en el tiempo. En este caso, y siendo mejor que 9 de cada 10 arquitectos, la cifra anterior mejora. En este caso, bastaría con cobrar 200 €/hora para ganar un 50% menos que haciendo tareas de limpieza, antes de impuestos.
¿Cómo de bueno tendría que ser alguien para poder igualar esos 15 €/ hora? Pues, con un sencillo cálculo, tendría que ser 15 € / 2000 € = 0,0075. Es decir, un 7,5 por mil.
Solo 7,5 de cada mil arquitectos que se presentaran a concursos (el 0,75 % mejor) conseguirá ganancias por valor de 15 € / hora de manera sostenida. El resto, ni siquiera eso.
Has desempolvado una entrada de hace varios años.
Retomando el asunto casi ya en 2015, lo cierto es que no se ha hecho sino confirmar lo expuesto.
Hay unos pocos (muy pocos) que pueden seguir tirando de concursos. No llega ni al 1% de la profesión.
El resto no hace sino perder el tiempo presentándose. Y los números que planteas corroan la idea,
La realidad es así.
Pero es que a un arquitecto le pones un concurso delante y es que se viene arriba
Es verdad que era antigua, no me di cuenta. Menos del 1 % me sigue pareciendo mucho, así que vamos a seguir analizando el tema (si me permites). De esos 15 €/hora el arquitecto exitoso en concursos tendría que pagar los gastos fijos de su estudio: el local, las licencias, los ordenadores, e incluso su horda de becarios gratuitos, pero que le exigen un bonobús mensual. La luz, el agua, la responsabilidad civil y demás. No es descabellado pensar que debería cobrar 60 € la hora para cubrir todos esos gastos. Esto deja sin sus 15 € /hora a otros tres arquitectos concurseros. Con lo que 0,0075 x 0,25 = 0,0019. Dos de cada mil, con sus becarios gratuitos, podrían mantener la estructura en equilibrio económico.