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“¿Doctor Livingstone, supongo?”

(Quehaceres para un arquitecto estático I)

Autor | Germán Cintas Araújo.


Tras descubrir las Cataratas Victoria, el Lago Ngami, el río Zambeze y el lago Tanganika, la Royal Geographical Society pierde el contacto con el explorador, médico y misionero David Livingstone. Dada la relevancia de sus descubrimientos- gracias a su actividad exploratoria se estaban abriendo nuevas rutas comerciales a través de África- en 1869 se le encarga al periodista H. M. Stanley que encuentre su paradero. Tras aceptar la misión Stanley  se pone en marcha y dos años más tarde, al conseguir su objetivo y sin perder su flema nativa, pronunciará la célebre frase “¿Doctor Livingstone, supongo?”.

Increíble. Cómo Stanley a finales del siglo XIX investigó durante dos años el posible paradero del explorador, cómo llegó a Zanzíbar desde el Canal de Suez, atravesando Oriente Medio, India y Cáucaso, cómo reclutó una expedición, contrató un navío y atravesó la sabana son circunstancias irrelevantes. Se dedicó en cada momento a hacer lo que tenía que hacer. El caso es que no se detuvo a realizar preguntas inútiles: “¿No sabemos dónde está Livingstone?”, “¿Se sabe cómo llegar al Lago Victoria?”, “¿Cómo se busca a un hombre perdido?”,”¿Habrá caníbales?”, “¿Me llegará el dinero?” [1].



Lo extraordinario de la historia es que Stanley consiguió lo que se propuso, sabiendo perfectamente que a priori no se podrían prever todas las situaciones a las que tendría que enfrentarse. En lugar de quedarse paralizado preguntando, él mismo buscó soluciones sobre la marcha.

Los arquitectos españoles que al día de hoy quieran llevar a cabo una empresa- cualquier empresa, cualquier acción- y necesiten para ello tener resueltos todos los imprevistos, muchas manos o el trabajo de otros, se toparán una vez y otra con el embotamiento y la frustración. La rabia, la indignación, la búsqueda de culpables, el estatismo o la autocompasión no conducen a nada. Lo único seguro en este momento es la confianza en uno mismo, en la propias capacidades de enfrentar problemas, buscar soluciones y tener el arrojo de luchar por alcanzarlas.

En un entorno como el actual, donde impera el caos de un desorden imprevisible, nadie en el sistema va a reparar en dar ayuda a quien no quiere moverse. En el mercado laboral, en el mundo de la construcción, en la arquitectura española, hay en marcha un proceso de depuración que ya ha acabado con la profesión como hasta ahora la entendíamos. Y los que vayan llegando, si entienden el cambio y son eficientes, sobrevivirán. En momentos de cambio la selección natural sólo se queda con los que pueden encontrar a Livingstone.


Los destinatarios de mi más profundo respeto son quienes aceptando la realidad, se adaptan, se proponen un objetivo y se encaminan a él sabedores de que se puede contraer la malaria o ser devorado por los leones, quienes aceptan un reto confiando en sí mismos, quienes saben que harán todo lo posible por llegar a la orilla del Lago Tanganika, sin hacer preguntas tontas, sin albergar la secreta intención de abandonar por el camino y contar cualquier historia con tal de no verse en la tesitura de tomar la iniciativa.

No sé qué les inspira a ustedes la historia del viaje de Stanley en su búsqueda del doctor Livingstone, lo mismo les parece un detalle insignificante de libro de primaria. Pero a mí me queda claro que quien quiera hoy día lograr algo extraordinario no tiene más remedio que desembarcar en Tanzania y atravesar la sabana dispuesto a alzancar su objetivo, a realizar su visión a pesar de todas las dificultades, adversidades y contratiempos.

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Germán Cintas Araújo. Arquitecto Superior por la ETSA de Sevilla. Máster en Dirección Estratégica y Negocios Internacionales. Universidad de Sevilla.

Dirección Zona Sur en bsA [Rethinking Architecture]
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[1] HENRY MORTON STANLEY (1841-1904) es un ejemplo más de superación personal. Sufrió el estigma de la ilegitimidad en la alta sociedad inglesa, fue maltratado en su infancia, criado a caballo entre familiares y hogares de acogida y finalmente adoptado a los dieciocho años por un norteamericano; con una educación básica participó en la Guerra Civil Norteamericana tras la cual comenzó la carrera como periodista que lo convertiría en un personaje histórico.

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Un Comentario

  1. Enviado 21 Junio, 2012 de 11:15 | Permaenlace

    una historia motivadora… justo ahora acabo de postear esto en twitter:

    nuestro cerebro no puede encontrar la solución si nos enfocamos en el problema

    saludos

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